Durante mi tercer año de carrera de Traducción e Interpretación, tuve una asignatura sobre Español Jurídico. Mi profesora de aquel entonces, que también es traductora, nos contó que estuvo muchos años viviendo en Londres y que, en esa época, se quedó embarazada y dio a luz. Al volver a España años después, tuvo que asistir a alguna revisión rutinaria con su médico y se dio cuenta de que no conocía la terminología propia del embarazo en su idioma materno (el español).
Siempre les cuento esta anécdota a mis alumnos cuando me explican que tienen un FIRST certificate de Cambridge pero, cuando tienen que comunicarse en una situación real en su campo de especialidad, se bloquean y les falta el vocabulario. Puedes llegar a tener hasta un C1 en inglés y sentirte perdido en un campo especializado como el derecho.
Y esta es una situación a la que muchos profesionales del derecho se enfrentan. Por mucho que domines el inglés general o que tu profesor de Cambridge te haya guiado bien en otros aspectos, el inglés jurídico es un reto distinto. Aquí, la precisión es clave, y el vocabulario técnico no deja espacio para errores. Si has llegado hasta aquí, es porque te estás preguntando cómo puedes mejorar tu inglés jurídico de forma autónoma. Así que aquí te voy a dar cuatro consejos prácticos para aprender inglés jurídico por tu cuenta y dominar el vocabulario legal en inglés.
Leer textos jurídicos en inglés
El derecho tiene su propio lenguaje, lleno de tecnicismos, matices y frases que no se encuentran en el inglés cotidiano. Para familiarizarte con este lenguaje, la lectura de textos jurídicos en inglés es fundamental. Busca sentencias judiciales, contratos, leyes y artículos académicos. Además, hay libros de introducción al derecho en inglés que pueden servirte para ir familiarizándote con la terminología básica. Si te sientes más cómodo, empieza con resúmenes de casos o con manuales dirigidos a estudiantes de derecho anglosajón.
El beneficio de la lectura es doble: por un lado, te familiarizas con el vocabulario técnico y las expresiones comunes del derecho anglosajón; y por otro, mejoras tu comprensión lectora en un área específica. Si te animas, también puedes suscribirte a revistas legales de pago como The Lawyer o Harvard Law Review. ¡La clave está en la constancia! Incluir la lectura diaria de este tipo de recursos en tu día a día te ayudará a ampliar tu conocimiento y mejorar tu inglés jurídico.
Escuchar y ver contenido legal en inglés (en versión original)
Sabemos que las series de televisión no siempre son reflejos fieles de la realidad, y eso es especialmente cierto en el mundo del derecho. Sin embargo, no se puede negar que las series legales como Suits, The Good Wife, o How to Get Away with Murder te pueden ayudar a introducirte en el vocabulario jurídico en inglés y los procedimientos judiciales de los países anglosajones.
Además de series, puedes buscar podcasts o conferencias sobre temas jurídicos. Escuchar a profesionales del derecho hablar en inglés te permitirá entender cómo se expresan de manera natural. Agunos ejemplos, que puedes encontrar en Spotify, Youtube o iTunes son The Lawyeris Podcast o ABA Journal: Asked and Answered.
Diccionarios especializados y glosarios personalizados
Uno de los mayores problemas a la hora de aprender inglés jurídico es la falta de equivalentes exactos entre términos en español e inglés. Las jurisdicciones tienen sistemas distintos y por lo tanto en muchas ocasiones no existe un término que significa exactamente lo mismo. No obstante, existen algunos diccionarios muy buenos, tanto en papel como en línea, aquí te dejo dos ejemplos: Black’s Law Dictionary o el Oxford Dictionary of Law.
Otra opción, es crear tus propios glosarios según vas descubriendo nuevos términos. Está claro que hay que conocer ambos sistemas jurídicos antes de ponerte a crear tu glosario personalizado. Si eliges esta opción, te recomiendo que no solo pongas dos términos en inglés y español, sino que investigues las diferentes connotaciones en distintos sistemas jurídicos y que añadas ejemplos de cómo utilizarlos en distintas frases.
Traducir y comparar textos paralelos para mejorar tu inglés jurídico
Una de las mejores formas para mejorar tu inglés jurídico es a través de la traducción. Una técnica que te puede ayudar es traducir textos cuya versión en inglés o español ya esté disponible en un lugar oficial, hecha por traductores jurídicos profesionales. Así, podrás comparar y corregir tus errores, que es como mejor se aprende: equivocándose.
Existen muchos recursos donde encontrar textos jurídicos traducidos en varios idiomas, por ejemplo, muchas sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea o del Tribunal Europeo de Derechos Humanos están disponibles en inglés y en español.
Al trabajar con textos paralelos, puedes analizar cómo se traducen ciertos conceptos jurídicos y comparar las estructuras gramaticales. Intenta traducirlo primero por ti mismo y después compárala con la versión oficial. Este ejercicio te permitirá ver qué soluciones terminológicas y estilísticas encuentran traductores expertos y así mejorar tu inglés legal.
Por supuesto, esta práctica es muy buena para el aprendizaje, pero si necesitas una traducción profesional, no dudes en escribirme a través de la sección de contacto o por teléfono, estaré encantada de ayudarte.
Como conclusión, el inglés jurídico es un campo fascinante y a la vez complejo. Requiere paciencia, dedicación y una buena estrategia de estudio. Espero haberte ayudado con estos cuatro consejos de hoy. Si lo pones en práctica, me encantará saber cómo te ha ido, puedes escribirme por correo o WhatsApp. Y, por si necesitas un empujoncito con una formadora que te guíe, te dejo este enlace con preguntas y respuestas frecuentes para que le eches un vistazo antes de escribirme: ctbcursolegalenglish
¡Hasta pronto!